Michel
Flood Camisa de fuerza Copyright 1995. Revista XY: men, sex, politics Traducción: Laura E. Asturias Publicado es stopmachismo.net con autorización de Michel Flood ¿Cuántas veces hemos escuchado decir, "Y tú, ¿qué? ¿Eres del otro lado?" ¿Cuántas veces hemos escuchado que alguien llama "marica" a un hombre para ofenderlo? Mientras crecemos, los hombres nos enfrentamos a la constante amenaza de ser vistos como homosexuales y al desafío de probar que no lo somos. En síntesis, los niños y los hombres son mantenidos en su lugar por la homofobia. Si nos alejamos de los límites de la conducta masculina, inmediatamente nos enfrentamos a ataques verbales y físicos. La masculinidad está fuertemente formada por la homofobia, el profundo temor y desprecio hacia los homosexuales. La homofobia lleva a los hombres a limitar sus relaciones de amor y cariño con otros hombres. El temor a ser identificados como "maricas" provoca que los hombres se comporten en formas hipermasculinas y agresivas y a cerrarse emocionalmente. Los "verdaderos" hombres son hombres heterosexuales. El modelo dominante de la masculinidad es el de una masculinidad heterosexual. Los asuntos relacionados con la homosexualidad son, por tanto, relevantes a todos los hombres. El temor y la hostilidad hacia los homosexuales y las lesbianas son puntos clave de lo que significa ser masculinos. Si queremos comprender cómo se mantiene a los niños y los hombres en el rol masculino, cómo los hombres se aíslan y se cierran emocionalmente, debemos analizar la homofobia. Y debemos hacerlo también si queremos comprender las diversas realidades de las vidas de los hombres y las relaciones de poder entre los hombres.
¿Homosexual y masculino? Los gays tienen una experiencia de la masculinidad diferente a la que tienen los heterosexuales. Aunque los gays obtienen algunos de los privilegios de ser hombres, también sufren opresión y discriminación a causa de su identidad sexual. La nuestra es una sociedad en la cual la heterosexualidad es la norma institucionalizada, reforzada por la familia, la escuela, las políticas gubernamentales y los medios de comunicación. Tal como escribiera Gary Kinsman en su libro Más allá del patriarcado (Beyond patriarchy), "aunque nosotros [homosexuales] compartimos con los heterosexuales los beneficios económicos de ser hombres en una sociedad patriarcal, no participamos tan regularmente en la subordinación interpersonal cotidiana de las mujeres en los ámbitos de la sexualidad y la violencia". Las relaciones de poder entre hombres y mujeres son a menudo el centro del pensamiento feminista y pro-feminista, pero ¿qué hay de las relaciones de poder entre hombres? Los gays sufren, de parte de hombres heterosexuales, una opresión similar a la que se ejerce sobre las mujeres; son golpeados y asesinados por grupos de hombres heterosexuales y se les hace burla por ser "amanerados". Más generalmente, los hombres heterosexuales reciben aprobación y tienen una mejor posición social como heterosexuales; no así los gays (al menos en el mundo heterosexual). La política gay y lésbica contemporánea inició alrededor del año 1970 en los Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña y Australia. La condición previa más importante para su surgimiento fue la expansión de las redes y subculturas gay y lésbica -- el desarrollo de comunidades, a partir de la Segunda Guerra Mundial. El contexto a corto plazo también incluyó la "revolución sexual", la contra-cultura, la sexología liberal, una más intensa vigilancia de la conducta sexual y la existencia de otros movimientos sociales. Así, en 1970 se dio una explosión de actividad política lésbica y gay en varios países occidentales capitalistas, que hoy en día está bien documentada. ¿De qué se trata la política gay y lésbica? Los grupos de liberación homosexual persiguen acabar con todo el sistema de categorización sexual, de rígida división en homosexual y heterosexual, y crear diversidad y pluralidad sexual. En segundo lugar, estos grupos buscan defender y afirmar sus comunidades y espacios sociales y resistir las diversas formas de opresión social y cultural. Han desafiado las políticas estatales que organizan la vigilancia sexual e institucionalizan la heterosexualidad como norma. Finalmente, persiguen lograr el reconocimiento de la igualdad de derechos que disfruta la población heterosexual, en áreas tales como la ley, el empleo, patria potestad e inmigración. Los grupos gay y lésbicos no son homogéneos. Las metas mencionadas arriba han recibido varios grados de énfasis. El énfasis inicial en el desafío al sistema de categorización sexual en homosexual y heterosexual ha sido reemplazado por un énfasis en asegurar derechos y legitimidad como grupo minoritario. En Australia, los hombres gay tienen una larga historia de resistencia a la masculinidad convencional. En la etapa temprana de la liberación homosexual, muchos gays desafiantemente revirtieron la idea dominante del género, acogiendo el amaneramiento y la no conformidad de género. Experimentaron con el vestuario travesti radical o la "confusión de género", como lo era combinar un vestido con la barba. El movimiento homosexual apelaba no solamente a los gays, por ejemplo en el slogan, "Cada hombre heterosexual está en la mira de la liberación gay". Sin embargo, para inicios de los años ochenta, la homosexualidad masculina había sido masculinizada. Muchos gays adoptaron los estilos masculinos de la cultura heterosexual. La política gay también cambió, y hubo menos interés en desafiar la ideología de género de la sociedad en su conjunto. La política gay y lésbica está viva y funciona bien en los años noventa. Los gays y las lesbianas se han involucrado en una multitud de grupos y organizaciones -- fuerzas de tarea de inmigración y patria potestad, Queer Nation, Sisters of Perpetual Indulgence, la AIDS Coalition To Unleash Power (ACTUP), Dykes on Bikes, consejos y burocracias relacionadas con el SIDA, el festival Mardi Gras y muchos otros. Ha habido cierto grado de participación en la política electoral. Hoy en día resulta cada vez más claro que no existe una "cultura gay" monolítica ni una única identidad compartida. Más aún, a raíz de los movimientos gay y lésbico ha surgido una variedad de demandas de validación de la identidad sexual. Sadomasoquistas, trabajadoras/es sexuales, bisexuales, transexuales, travestis y muchos/as otros/as han actuado para exigir validez y derechos. El movimiento de hombres ¿Qué hay sobre los gays y el movimiento de hombres. La gente a menudo asume que los hombres en los grupos de hombres, o al menos en los festivales de hombres, deben ser homosexuales. Esto no es extraño dado el estrecho vínculo entre la definición de género y la homofobia: si te sales de la raya debes ser homosexual. La realidad es que hay muy pocos gays en el movimiento de hombres. Creo que, como máximo, el cinco por ciento es gay, y ciertamente conozco muchos grupos de hombres en los que no hay un solo hombre gay (o bisexual). El típico miembro de un grupo de hombres está entre los 30 y 60 años, es blanco y heterosexual. Sin embargo, los gays han estado involucrados en el movimiento de hombres desde su inicio en los años setenta. Los gays han encontrado mucho apoyo en el movimiento de hombres. Pueden participar en un ambiente que acepta mucho más la intimidad, las caricias y la sensualidad entre hombres. La mayoría de participantes por lo menos muestran cierta tolerancia, si no aceptación, hacia los gays. A través del simple contacto directo con gays, los heterosexuales se sienten más cómodos y su homofobia se reduce. Los grupos de Hombres contra la Violencia Sexual (MASA, por sus siglas en inglés) incluyeron la frase "pro-homosexual" en su declaración de metas adoptada en su reunión nacional en 1992. Esta declaración también cita "crímenes de odio contra homosexuales, lesbianas y bisexuales" como una de las muchas formas de violencia a las que MASA se opone. Sin embargo, no todos los grupos MASA han adoptado estas metas. La homosexualidad es un motivo de bochorno para muchos sectores del movimiento de hombres. Un ejemplo de ello es la explicación, en un boletín para hombres, de la decisión de cambiar su nombre de Hombre Alternativo a Hombre (invierno de 1989). "Si estamos tratando de llegar al hombre común y corriente en las calles, seguramente la palabra 'alternativo' provocará imágenes de 'hippies' cósmicos, sexo libre, mariguana y de muchos otros conceptos indeseables, aun de homosexualidad. Y no es esto de lo que este boletín se trata, sino de hombres comunes y corrientes que dicen a otros hombres comunes y corrientes cómo es el cambiar junto al mundo a su alrededor, y de mantenerse razonablemente cómodos en el proceso". La prevalencia de estas ideas no es sorprendente. Las creencias homofóbicas están profundamente arraigadas en nuestra sociedad. Aun los muchos libros sobre hombres ignoran el hecho de que la masculinidad es, por norma, heterosexual. La literatura del movimiento de hombres ofrece una imagen de hombres predominantemente blancos, de clase media y heterosexuales. Los hombres que estamos en el movimiento enfrentamos el problema de no querer desalentar la participación de otros hombres, y cualquier indicio de homosexualidad hace que muchos hombres salgan huyendo. Pero la solución no consiste en perpetuar la homofobia y silenciar a los gays al impedir la presencia de gays en el movimiento o no abordar asuntos relacionados con la homosexualidad. Por el contrario, tenemos que combatir el temor y la ignorancia que hace que los hombres huyan, en primer lugar, y rechazar la idea de que si cuestionamos la masculinidad seguramente somos homosexuales. La "homofobia" a menudo se entiende en el movimiento de hombres como algo relativo primordialmente al temor a la intimidad entre hombres, y se acepta ampliamente, por tanto, que la homofobia impide el desarrollo de una masculinidad saludable. Pero se da menos atención a otros aspectos de la homofobia -- el desprecio y los ataques dirigidos específicamente a los gays por su sexualidad, y las discriminaciones e injusticias que los gays enfrentan. La política gay involucra una crítica más amplia del hecho de la "heterosexualidad obligatoria" y la ideología heterosexista que dice que el ser heterosexual es algo "natural" o biológicamente determinado.
Aliados heterosexuales A los hombres heterosexuales sólo puede beneficiarnos el concientizarnos sobre la homofobia. Si estamos menos distanciados de los gays y nos preocupa menos la idea de que otros puedan vernos como homosexuales, somos más capaces de salirnos de la masculinidad convencional. Podemos buscar una mayor cercanía e intimidad con otros hombres y permitirnos a nosotros mismos una personalidad más emocional y sensual. Tal como dice una manta que vi en la televisión, los hombres pueden ser "cuadrados pero no cerrados". Los hombres heterosexuales podemos ser aliados de los gays y los bisexuales. Podemos reconocer su existencia, afirmar la validez de su sexualidad, defenderles de ataques y apoyar su lucha. Los hombres y la masculinidad no cambiarán mucho sino hasta que la homofobia sea radicalmente socavada. El temor a ser vistos como "maricas" impide que los hombres y los niños cuestionen y lleguen a abandonar la masculinidad tradicional. Combatir la homofobia es, por tanto, una tarea clave para todos los hombres.
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